viernes, 2 de noviembre de 2012
Te he soñado varias veces. Te he empezado a escribir un libro, te he inventado una historia, te he inventado una forma de ser, te he inventados tus sueños, tus pensamientos; y es que esto al fin y al cabo relaja un poco esta obsesión. Me he arreglado mil veces para ti, me he salido del camino solo para encontrarme contigo, he buscado excusas estúpidas y grandiosas para hacer que nuestros cuerpos coincidan en un espacio común. Le he rogado a la vida que me envíe señales. Le he rogado a algo, a cualquier cosa, que me deje consolidar este deseo aunque fuese una sola vez. Pero supongo que mi obstinación se debe a que normalmente he podido lograr mis metas. He calendarizado mis días pensando en ti, he esperado a que llegues de sorpresa donde sabes que me puedes encontrar siempre, he esperado encontrarte donde sé que te puedo encontrar, pero la diferencia es que yo voy a ti, y pese a no dar contigo, hago algo. Pero después de eso vienen cosas aún mas humillantes que, creo, no estar dispuesta a hacer. No puedo asegurarlo porque hace un tiempo hubiese dado por obvio jamás hacer el tipo de cosas que estoy haciendo ahora. Y si me van acabando las opciones. Pero no quiero cruzar los brazos.
Y aunque pueda parecerte un desatino, no quisiera yo morirme sin tener algo contigo.
Noviembre siempre ha sido (y al parecer seguirá siendo) un mes de decisiones y de sentimientos abordantes.
Que las primeras subidas a un escenario, que las pruebas especiales de teatro, que los días de la música, que los exámenes finales, que la llegada del calors. Nada más queda ver que tendrá este de interesante. Que me traiga una sorpresa, y la vida sabe perfectamente que quiero.
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