domingo, 25 de marzo de 2012

“Un hilo rojo invisible conecta a aquellos destinados a encontrarse, a pesar del tiempo, el lugar, y a pesar de las circunstancias. El hilo se puede apretar o enredarse, pero nunca se romperá”.

Me había dado cosa por mucho tiempo entrar aquí, escribir esta entrada, esta última entrada, que al fin y al cabo reflejará el cierre de un importante ciclo en el cual me había desenvuelto. Y dicho cierre de ciclo me implica dejar este blog, dejar de utilizarlo como bitácora de vida o como escape a sensaciones sumamente envolventes. Dudo (y espero) no tener que volver a usarlo, y que mi nueva carrera me ayude a encauzar lo que en su momento hice en esta página, con las mismas teclas que rozo en este momento.
No quiero escribir lo que espero que pase conmigo, porque sé que olvidaré más de algo importante y no me puedo dar el gusto de que eso ocurra. Así que nada más me queda pedir por mis sueños y el de todos, pero no esos sueños vagos, esos que solo uno es capaz de comprender cuanto te queman el corazón. Gracias (sin especificaciones, ya que no me perdonaría olvidar a alguien).

Nicole.